domingo, 18 de enero de 2009

Factor Ex


Ellos son quienes han ido formando los trazos de la tela de mi vida, de mi esencia de mujer, donde los momentos escritos rodean las páginas de mi historia, en la que me he esmerado deshojar las margaritas del jardín del amor…

Ellos, ¿quiénes son? Bueno, para entendernos habría que empezar definiendo cuál es la amplitud del término “ex”, ya que se podría entender como aquel con el que se ha tenido una relación amorosa concreta. Aclaramos entonces que para los fines de mis escritos, de mis descripciones y mi literatura, mis categorías de “ex” van mucho más allá de lo característico, del príncipe azul, del novio, del buen partido, del definitivo...

“Ex”: ex-novio; ex-pareja; ex-amante; ex-enamorado; ex-amigo-“especial”, ex-colega con connotación prohibitiva; ex-date; ex-partícipe de comentarios, llamadas y minimensajes con insinuaciones pretensiosas etc, etc, etc. El listado puede ser largo y extensivo, y no con ello implica que la lista sea comprometedora de verdadera experiencia conjunta, sobre todo sexual, si a eso vamos.

“Ex”, en los términos de las rosas, implica un pasado que ocurrió, transcurrió y llegó a su fin. Pero no, no todos llegan a un fin… algunos simplemente ‘reprimen’su continuidad, que no es lo mismo.

Ellos son la razón de mis enredos, de mis deseos, de mis necesidades, de mis recuerdos; sobre todo eso: mis recuerdos, de pasión, de desvelos, de sonrisas y lágrimas, de decepciones y criterios; de mi: entera, entregada, tierna, perspicaz, exigente. Ellos han sacado de mí a la niña, la tierna, la detallista, la amante, la apasionada, la mujer. Pasión, besos, miradas, caricias, manos, aceite, vinos, respiros, suspiros, salidas, mentiras, secretos, planes…

Ellos viven conmigo mi transición de mujer. Algunos se quedan para compartir otros aspectos, se convierten en fieles amigos, en compañeros de la vida. Otros, desaparecen como el aire, se esfuman, se disuelven en el tiempo y las prioridades de otro amor. Y están los mejores, aquellos que cumplen mi teoría de que los hombres son reciclables, están ellos, los que no están, pero aparecen de cuando en cuando para cuidar ese pasado, mantenerlo –a su juicio- vivo, aunque al mío, sedante, irrisorio, cuántico.

Ellos son sencillamente los hombres de mi vida…

1 comments:

Rosa Silverio on 22 de enero de 2009, 6:27 p. m. dijo...

Siempre he creído que hay un grupo de personas que pasan por nuestra vida y dejan más que una huella en nosotros: nos cambian la vida, le añaden experiencias (dolorosas o felices), la enriquecen o la denigran.

Los ex están en ese grupo de personas que aunque algunos intenten olvidarlos o más bien borrarlos como si nunca hubiesen existido, están allí e incluso nuestra actual visión de las cosas es de una determinada manera gracias a ellos.

Yo soy de las que celebro a cada persona que he amado. algunas me han dado más dolores de cabeza (imagino que yo también los he dado). Pero como no puedo retroceder, no puedo echar hacia atrás las agujas del reloj, prefiero enfocarme en cómo esas personas me hicieron más madura y más conciente de mí misma.

Abrazos.

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