jueves, 23 de abril de 2009

Humo de emociones


...y como es tan autobiográfico, decidí utilizar un retrato personal... en esta imagen.

Uff!! Qué día! Necesito hacer un recuento de mis mega-horas de hoy!
Wk


La madrugada empezó cuando apagué la TV a la misma media noche, con algo de frío, en una habitación de hotel. Intenté dormir profundamente, pero fue en vano, me despertaba cada hora para reacomodar mis ajenas almohadas. Cuando finalmente sonó el despertador sentí cómo una oleada de dolor recorrió mi cuerpo, era la señal de que había abusado de él el día anterior. Hice caso omiso a mi agotamiento laboral y me dispuse a empezar la jornada, que no prometía ser muy buena.

Luego de un duchazo caliente, y la rutina de maquillaje y vestuario de oficina, bajé a desayunar. El té estuvo delicioso, las frutas también. Pasé el mostrador y recogí mi maletín. Cuando quince minutos de retraso el chofer no llegaba, llamé a la persona de transporte, para mi sorpresa había un cuento chino, como todo en ese lugar. El que me habían asignado lo mandaron a otra ciudad, y el que me reasignaron tuvo un percance camino al hotel. Debía esperar “unos minutos”, que serían nada más y nada menos que cuarenta. Una eternidad para mi poco gusto por depender de otros para llegar a un sitio.

Ya en el trabajo, había que repasar los materiales del recorrido que tendríamos esa mañana. Revisar el correo electrónico, responder a unas cuantas llamadas, confirmar mis reuniones en Santiago en la tarde, coordinar la logística del evento de mañana… Todo en unos pocos minutos para salir al afán que nos esperaba afuera.
Tras dos horas, mucho calor, muchísimas escaleras, poca agua, incontables saludos y sonrisas, sufrí un súbito mareo, con la sensación de que ya era mucho para mí opté por dejarlo, admitir mis limitaciones físicas y decirle bye-bye. Había tenido suficiente. Mas mis responsabilidades a penas empezaban… ahora el bus, para llegar a tiempo a Santiago a mi ansiado compromiso.

Compré algo de picar para el camino, viajaría dos horas y media y necesitaba llegar con energías, aunque el estilo se había ido al carajo, pues ya no había maquillaje que disimulara el agotamiento, y hasta el desgano. Intenté enfocarme en la agenda de la tarde, pero el sueño me venció, y dormí un buen rato, para despertar llegando a la ciudad Corazón, con cansancio potencializado, y la moral en el suelo. No estaba viendo resultados, y los días habían sido considerablemente largos.

Al entrar por la puerta de mi oficina no pude sonreir, saludé por cortesía, pero todas vieron que estaba demacrada, pero debía seguir… Encendí la computadora, respondí otras llamadas, terminé el cuadro de excel, revisé la agenda y esperé el aviso de subir. La reunión tuvo sus bemoles, pero sus frutos me retornaron color al rostro, pocas palabras de aquella dama tienen mucho peso, y en mí significaron una hora y veinte minutos, dos instrucciones, y varias notas. Los resultados empezaban a verse, justo por quien debían ser vistos.

Al regresar a mi escritorio, sentí el hambre, el agotamiento, y era hora de marcharme. Habían sido dos largos días fuera de mi cama. Llegando tomé dos baños, no uno, dos, reción entrando, y después de la cena. Y me acomodé para subir las fotos de la sesión a mi página, las que estaban siendo esperadas. El marcador contó exactamente cuatro segundos luego de la primera publicación, cuando recibí un sin número de comentarios, y uno en particular logró mi atención. Los detalles de aquella relación siguen siendo una triste burla de la vida para ambos, por lo que sus palabras fueron un balde de agua fría, más bien caliente diría yo. Sus ojos azules, su acento marcado, sus promesas más que rotas, cortadas por la vida...

En eso se me ocurrió curiosear en un par de páginas, incluyendo el presagio de noticias viejas, que para mi shock tenían letras dedicadas a mí. Dos strikes en una noche... Me incitaron a responder, a dar a conocer mis pensamientos sobre la irrupción en su vida, pero yo me pregunto, si no respondí en octubre, o en diciembre, o en enero, o a principios de abril, ¿respondería ahora? En fin, aún no me decido… y el día aún no termina.

Abril 23, 2009
Muchas ideas, muchas emociones, y tres agendas.

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